Seguidores

miércoles, 23 de julio de 2014

Cine: Bajo la misma estrella.

¡Hey Bloggers!
El Viernes fui a ver Bajo la misma estrella con mi mejor amigo, ¡y la verdad es que todo fueron sorpresas!
Si bien, yo ya iba un poco sensible por la situación que he estado pasando esta semana, que no ha sido de las mejores, y teniendo en cuenta también que no apostaba para nada por la peli ni por el libro porque suelo repeler las cosas populares pero... ¡Me equivocaba! Y es de las pocas veces en las que equivocarse es gratificante.

A Hazel y a Gus les gustaría tener vidas más corrientes. Algunos dirían que no han nacido con estrella, que su mundo es injusto. Hazel y Gus son solo adolescentes,  pero si algo les ha enseñado el cáncer que ambos padecen es que no hay tiempo para lamentaciones, porque, nos guste o no, solo existe el hoy y el ahora. 

¿Qué me pareció?

¡Genial! No puedo tener mejor opinión de ella.
Fui al cine a pesar de no haber leído el libro, porque pensé que leerlo iba a ser una pérdida de tiempo aún por encima de que ame leer, pero como era popular pues... ¡Aquí cada uno con sus prejuicios! Y yo odio lo popular...
Y la película no pudo ser mejor, de verdad. Me pasé media película llorando, de hecho creo que fui de las que más lloró; pero valía la pena, valía mucho mucho la pena.
Es de esas películas en las que incluso habiendo terminado tú piensas que sigues enfrescado en ella y te hace seguir meditando...
La recomiendo 100%, ah, y consejo, ¡llevad pañuelos!


¿Y vosotros/as, la habéis ido a ver? ¿Qué os pareció?



Por cierto, publicaré las cositas que compré en Londres tan pronto como vea que este post tiene comentarios y tan pronto como mi vagancia me deje, jajaja, ¡Hasta la próxima, amores!

domingo, 13 de julio de 2014

Diario de viaje - Londres, cuarto día.

Este post será el último de mi viaje ¡por fin! Porque tuvimos que salir del hotel a las 3:15 de la mañana del día siguiente y creo que no hay nada destacable de lo poco de ese día...

Este último día por la mañana el grupo se volvía a dividir, unos íbamos a Buckingham Palace y otros iban al Museo de Cera.
Yo, como cada mañana, me desperté antes que ninguna de mis compañeras para ir a la ducha, y sinceramente ese día no atinaba muy bien a pintarme y salí por Londres con unas pintas que más parecía mendiga que turista; entre el no dormir bien, el ajetreo de todo el día, el comer mal, el estar lejos de casa... En fin. 
Cuando terminé de vestirme bajé a desayunar y acabé desayunando con mis profesores e hicimos una puesta en común de que todos estábamos muertos y queríamos volver ya a casa, aunque nos encantase Londres.
Después de eso nos fuimos andando a ver el desfile de los soldados de la reina de Inglaterra, y estuvimos esperando horas y horas de pie para coger buen sitio, y al final, cuando desfilaron, todos estábamos tan cansados que apenas hicimos caso.
Buckingham Palace

Y después de eso nos fuimos a una fuente que había medianamente cerca del palacio, pero que si me perdonáis las lagunas... No recuerdo su nombre, jajaja.


Seguidamente estuvimos viendo los jardines del palacio, y como curiosidad, ¿sabéis? los cisnes pertenecen a la reina, y nadie puede darles de comer o hacerles daño a ninguno, está prohibido por la ley, y quien lo haga puede meterse en un buen lío...

Después de esto volvimos a Oxford Street, esta vez únicamente a Primark, y yo empecé acompañando a una chica a buscar una cosa, pero al final se nos acabó el tiempo y me quedé sin comprar, por tercera vez, y con un cabreo de mil demonios...
Fuimos a comer a un McDonald's que estaba allí al lado, y como siempre, los profesores se retrasaron, y como llevaba todo el viaje esperando a X's personas por irresponsables... Decidí que ya era hora de que me esperasen a mí, y cogí con otra chica, y aún sin permiso, nos pusimos a arrasar en Primark mientras el resto esperaba fuera.
Lo cierto es que compré bastante, y si mal no recuerdo solo gasté 38 libras allí.

Cuando al fin me dio por aparecer... ¡Los profesores aún no habían terminado de comer!
Y media hora después de aparecer yo, se dignaron a venir...
Ese último día teníamos cita a las 16:30 para la noria, que era lo que más miedo me daba del viaje, si bien, no me dan miedo las alturas, pero eso de estar en una noria transparente donde se ve todo... Me causaba demasiado respeto.

Antes de entrar a la noria entramos a una especie de sala en la que nos pusieron una peli en 3D de la noria, que duraba unos 15 minutos o así, y he de reconocer que fue genial.
Así a groso modo, era la historia de una paloma que volaba por todo el mundo, y acababa en Londres, observando a las familias que subían a la noria, y se veía todo de una perspectiva que daba incluso escalofrío.
Después de verlo subimos a la noria, y pasé bastante miedo. Fui la única, de hecho, que no se movió del banco, jajajaja.

Las vistas eran espectaculares, sí, no os lo discuto, pero pisar ese suelo tan chungo y en esa noria que incluso hacía movimientos y ruidos raros... Jajajaja.
Voy a mirarlo por el lado positivo, al menos conseguí fotos geniales.


Os ilustro también con una foto del buen maquillaje de ese día, y de mi cara de: devolvedme a mi casa que me muero.



Después de eso estuvimos dando una vuelta por Westminster Abbey, y luego todos nos fuimos al hotel porque estábamos muertos y se nos había hecho tarde, y teníamos que salir del hotel a las 3:15...



El grupo, de nuevo se dividió en dos bandos, y es que... Si algo estuvo presente en todo el viaje, fueron nuestras diferencias. Unos queríamos irnos al hotel y quedarnos ya allí, porque teníamos que preparar la maleta y recoger todo, y queríamos descansar, y otros querían solo soltar las bolsas de las cosas, y volver a salir.
Pero a los que teníamos pensado quedarnos allí, nos chantajearon con no cenar si nos quedábamos... Y mirad, estaba en tal estado, que el no comer ya me era hasta indiferente, así que de camino al hotel fui con unos amigos a un 24h y compré un bocadillo, dos tabletas de chocolate(una para comer allí y otra para traer a casa)y agua, y esa fue mi cena.
De mis compañeras de habitación, todas decidieron volver a irse, y las que no, decidieron bajarse, sin permiso alguno y sin profesores, a la aventura por nuestro barrio... Barrio, que os recuerdo, era un poco problemático.
Yo cuando llegué al hotel me metí en la ducha y cuando salí llamé a los pocos que estábamos allí, y nos congregamos en mi cuarto y estuvimos curioseando la tv mientras yo preparaba la maleta.
Al final, Óscar, el chico con el que dormí la otra noche, se quedó dormido en mi cama, y como me daba pena echarlo y esa noche nadie pensaba dormir, lo dejé durmiendo en mi cama, cené, y me dormí también.
Mis compañeros llegaron a eso de las 22:30, y empezaron a dar la brasa, y el final de la historia fue que incluso los profesores intentaron despertarme para que me uniera a la fiesta que tenían armada(habían comprado chuches y refrescos y estaban comiendo todos en la habitación contigua a la mía)pero yo estaba tan cansada que dije que no y cerré la puerta de la habitación y me olvidé del mundo. 
Aunque la putada fue que nos habían dejado quedarnos dormidos con todas las ventanas abiertas y el aire a tope... Desperté a mi amigo y lo obligué a que cerrara las ventanas y apagara el aire, y seguimos durmiendo.
Al despertarnos nos fuimos al bus que nos esperaba abajo y bla bla bla, eso es lo típico de todos los viajes, y lo único destacable del aeropuerto fue que casi me dejan en pelotas en el detector de metales, porque, no sé ni cómo ni por qué, las máquinas no paraban de pitarme... Lo único que me consuela es que no fue solo a mí.


¡Aquí termina mi viaje! ¿Os ha gustado?
Y ahora tengo otra pregunta, ¿queréis que os enseñe las cositas que compré en Londres?
Muacksss.



sábado, 5 de julio de 2014

Diario de viaje - Londres, tercer día.


Esa mañana al despertarme, como cada mañana allí(ya se estaba convirtiendo en una rutina, una rutina jodidamente agradable, que odié abandonar), lo primero que hice fue elegir la ropa para el día e irme a la ducha, pero alteré un poco ese proceso y antes de ello me divertí un rato zarandeando al amigo que esa noche durmió conmigo para despertarlo; ese día nos esperaba un gran día en Oxford.
Recuerdo que dejé mi cama sin hacer, y dejé el pijama encima de ella porque ya íbamos tarde...
Se nos vino la hora encima y al final solo tuvimos 10 minutos para desayunar, y como ya me había tocado adquirir la picardía de una viajera, me puse a guardar comida para todo el día, cuando me vi interrumpida por un camarero alto, rubio y con ojos claros, que me miraba sonriendo. De modo que no pude hacer otra cosa, saludé, en español, y en cuanto me di cuenta intenté corregirme y lo hice en inglés; el chico se rió y empezó a intentar entablar conversación conmigo. Me preguntó cuántos años tenía, cuándo llevaba allí, de dónde venía(y al contestarle que de Sevilla se rió y me hizo gestos como denotando calor, y yo asentí), cómo me llamaba, y cuándo me iba. Total, que mi desayuno se vio interrumpido por una bonita charla con un bonito desconocido bastante simpático.
Salí del comedor y ya estaba el autobús esperándonos para llevarnos a Oxford, con una guía de América latina que mezclaba español, español latino e inglés; empezó a contarnos historias de Londres(y yo os aseguro que los primeros 45 minutos le hice caso, solo que ya no recuerdo nada)y todo el mundo aprovechó para dormir, aunque la guía no se callaba y nos jodía el sueño a todos y los profesores nos regañaban porque se sentía ofendida al ser ignorada, jajajaja.
Al llegar nos bajamos del bus y estuvimos visitando un campus universitario, si bien, lo único que vimos fueron los jardines, la iglesia y el comedor...
Después de esa visita nos dieron un rato de libertad y nos dejaron dos horas para comer, pero hicieron una cagada; nos dijeron que había un Primark en Oxford.
¿El resumen de eso? Que el grupo con el que iba yo, 6 personas, aprovecharon ese tiempo sólo y exclusivamente para comprar, sin tener en cuenta que no tendríamos más tiempo para comer, y como iba en grupo, me tocó joderme...
De camino a Primark nos encontramos con un chico disfrazado de panda y aprovechamos para foto.

El tiempo se nos vino encima, y yo llevaba tal cabreo que preferí no ir cargada hasta Londres con ropa de Primark, y comprar en el Primark de Londres al que nos iban a llevar cuando regresáramos de Oxford.
Mi almuerzo, que soy la que más tardaba en comer, se basó en comprar comida en McDonald's y comer en el autobús a escondidas, estuviera o no prohibido, no me importó, pues no me iba a quedar sin comer todo el día.
Cuando llegamos a Londres nos dejaron en Piccadilly, y os puedo asegurar que me enamoré.
Es cierto que Oxford no me gustó mucho, pero Piccadilly era el paraíso.
Nos dejaron solos dos horas y media y nos alertaron de que el Primark de allí estaba como a 4 kilómetros andando y que no nos iba a dar tiempo de ir, esperar la cola y volver, por lo que fui responsable y decidí quedarme dando vueltas cerquita de donde nos dejaron.
A mí se unieron dos amigos más, y realmente debo admitir que no
quise alejarme mucho de donde nos dejaron porque la inmensidad de todo aquello me abrumaba de una manera exagerada y no quise perderme, pero al fin y al cabo
estuvimos aprovechando nuestro tiempo allí. 
Después de eso nos hicieron ir andando hasta Trafalgar Square para cenar por allí, y si os hablo con total sinceridad, no recuerdo dónde cenamos.
La yo que no conocíais, con los cascos y gorras de amigos.

La yo que no conocíais, comiendo en el bus.

A partir de ahí tengo lagunas, y lo único que recuerdo es que en Trafalgar Square había un grupo de jóvenes apoyando a un equipo de fútbol y mi clase(chicos, en su mayoría)apoyaban al contrario, y nos volvimos a meter en líos, pero sin daños mayores.

Después de cenar volvimos al hotel, y para mi sorpresa y la de otra amiga, ¡nuestros pijamas habían desaparecido!
Así que cogí la camiseta que me dieron el día anterior, me la puse, y fui a quejarme a la habitación contigua, que era de profesores. En cuanto me vieron me obligaron a ponerme unos pantalones(cosa que me ofendió y no entendí, pues al ser baja la camiseta me quedaba enorme y me rozaba las rodillas...)y me aconsejaron que fuera a reclamar a recepción, y un amigo que pasaba por allí se ofreció a acompañarme, y así hicimos.
Reclamé en recepción y me subí a mi cuarto, cuando, para mi sorpresa, todas mis compañeras estaban en mi contra y una de ellas empezó a echarme en cara cosas como que yo solo había ido a Londres para guarrear con el chico que la noche anterior durmió conmigo, y todas decían que estaban súper incómodas con él y que esa noche no iba a dormir en mi habitación, a lo que contesté que quienes se 'van'(no lo pilléis literalmente)son los incomodados, así pues, que se lo dijeran ellas, ya que yo no tenía ningún problema con él.
Al final todo el mundo acabó enterándose de lo de la noche anterior(qué, recalco, no pasó nada, pues me gustaba, y gusta otra persona)y mi amigo no durmió allí esa noche, y todos se quedaron de juerga, solo que yo estaba hasta las narices de los comentarios que escuché sobre mí(lo más bonito que me dijeron fue guarra...)y decidí meterme en la cama y quedarme haciendo pucheritos, ya, ya sé, no fue la actitud más madura que pude tomar, pero así me salió en ese momento.
Las de mi habitación se fueron a otra a armar fiesta, y la mía se acabó llenando de chicos que intentaban putear a estas, y pues, por falsas, yo no iba a impedirlo, si bien, todos pensaban que yo dormía, hasta que en un momento en concreto se me escaparon risitas...
Todos acabaron acosándome a preguntas y diciendo afirmaciones de las que no sabían nada, así que, harta, los invité a salir amablemente de la habitación, y como no lo hacían, los eché, literalmente, yo, de ella.
Como aún seguía sola me puse a buscar el pijama, y para mi sorpresa apareció en un compartimento de la maleta que no tenía candado, al igual que mi bolsa de la ropa sucia, que perdí(por culpa mía esta vez), mientras buscaba el pijama. 
Después de todo eso, me fui a dormir ya en serio, y al poco aparecieron todas mis compañeras de cuarto, y una de ellas me vino a preguntar si me pasaba algo, a lo que yo lo negué sin ni siquiera abrir los ojos y con la voz entrecortada y ella vino a mí y me dio un beso casi en la comisura de los labios y me dijo al oído: buona notte principessa. En ese momento no me salió otra cosa que sonreír; no sé si por lo falsa que estaba siendo conmigo o por lo de que casi me come la boca(intencionadamente o no, no lo sé).

Ah, se me ha olvidado añadir que esa noche ellas habían estado haciendo travesuras en los cuartos de los chicos, y que los chicos querían venganza...
Y que también, el amigo con el que dormí, estuvo discutiendo con esta misma que me dio las buenas noches...

Piccadilly.




Piccadilly.












¡Hasta aquí mi tercer día!
En unos días publicaré el cuarto, muacksss.